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marcha por la vida (imagen tomada de religionenlibertad.com)

Cuestión de (mala) fe

Publicado: 2014-03-23

El periodista Armando Canchanya de RPP, twitteaba, mostrando orgulloso una foto de la multitudinaria Marcha por la vida de ayer 22 de marzo: “lo que molesta a algunos es esto”. Se refería a una victoria en número, a una aceptación en masa de lo que probablemente piense que es óptimo para nuestro país.  

captura detwitter de @gatorouge

Pero si nos preguntamos el significado de tanta gente en la calle, podríamos concluir: vivimos en una sociedad en la que desde la Colonia se hizo división entre siervos y patrones. Nuestra matriz cultural está asentada sobre la desigualdad que aún nos divide económicamente y nuestro nivel educativo es pobrísimo, todo lo cual configura una sociedad frágil y vulnerable. 

A esto añádase una historia política de gobiernos militares y una ciudadanía para la que el acto simbólico de votar y sentirse parte de un país, llegó sin recortes hace apenas treinta años. Nugent se ha referido a una “cultura del tutelaje”; a aquella que duda de la autonomía individual y en la que una institución tutelar -sea la iglesia o las fuerzas armadas- es llamada a cuidar de un orden que de otra manera, podría peligrar. Como resultado de la poca tradición democrática es conocida la frase de preferir un “gobierno de mano dura” o “golpe” ante la probable incapacidad de los gobiernos civiles. Esta desconfianza se extiende también a los individuos. 

Recuerdo aún frases que oí de niña, como “qué saben los analfabetos de votar”, “qué saben los obreros de administrar”; las clases más bajas provenían de ancestros indios que habían sido siempre considerados como “menores de edad” y por lo tanto, “tutelados”. Las mujeres no escapaban a esa condición y no extraña pues que hasta hoy se considere que no pueden ni deben decidir sobre su propia maternidad.

La ausencia del Estado siempre fue compensada por la presencia de iglesias en todo el país. Un Estado pequeño en el pasado y pequeño en el presente. Mientras que para llegar a un Estado neoliberal se tuvo que desmontar un Estado social en otros países, eso no ocurrió por aquí. El Estado neoliberal se superpuso fácilmente al antiguo Estado casi feudal. Las iglesias no se vieron por lo tanto incomodadas en cuanto a los espacios de gobierno que siempre tuvieron. Es más, hoy abundan en una era post-secular caracterizada por el fin del monopolio de iglesias como la católica en América Latina, para dar paso a un estallido de múltiples confesiones; cristianas y no cristianas e iglesias históricas y no históricas.

El Perú es junto con Ghana, Kenia, Nigeria, Armenia, Fidji e Irak uno de los nueve países más religiosos del mundo (según estudio de Gallup publicado en El Comercio en agosto 2012). Africa es el continente más religioso y no nos quedamos atrás. En ocasión de una visita a Nigeria hace pocos años, quedé impresionada por dos hechos; un aparato estatal corrupto cuyos policías te interceptaban en el aeropuerto para pedir se les regalara algo de la maleta, y la enorme cantidad de templos de toda advocación -islámicos, cristianos y de religiones africanas- y eventos multitudinarios religiosos que ocurrían en las afueras de la ciudad. Me pregunto si habría que dar gracias a Dios por tal proliferación sagrada que convivía con tanto desorden estatal.

La Vida es sin duda un tema de convocatoria asegurada. Y en esta ocasión, el lema, los colores celeste y rosado, la alusión a la inocencia del blanco, la creación de personajes animados que invitaban más a un momento de diversión para niños, es lo que menos podría evocar una reflexión sobre la triste realidad del aborto y del embarazo forzoso. La buena fe con la que mucha gente asistió a la marcha de hoy, no sabe necesariamente que la tendencia católica convocante, si bien promueve la vida de una célula fecundada, paradójicamente también está de acuerdo con la pena de muerte de un ser ya instalado en el mundo con afectos, entendimiento, con familia al lado, cuando se trata a final de cuentas, de la misma vida biológica. Los jóvenes allí presentes tampoco hacían mucho distingo en posiciones al interior de la iglesia, no sabían de Opus Dei o teología de la liberación, solo respondían, “Soy boy scout”, “Soy del colegio Belén”. En definitiva, instancias de reflexión ponderadas para la problemática del aborto, son requeridas al margen de la propaganda de las manifestaciones.

el periodista armando canchanya es co-conductor del programa radial del arzobispo de lima, juan luis cipriani (foto: rpp)

Cerrando la marcha en un estrado, el arzobispo de Lima se preocupó esta vez de anclar su discurso en favor de la vida del no nacido y la dignidad de la mujer madre, en los derechos humanos, tema que antaño despreció como sinónimo de democracia y autonomía, y que ahora pretende resignificar desde lo religioso. A su lado, otra figura de “mano dura”, Martha Chávez, no hacía sombra al pastor Julio Rosas, para quien los homosexuales deben ser curados en clínicas de fe haciendo caso omiso a la opinión de la psicología, o a Luis Solari, ex congresista a favor de penalizar las relaciones sexuales entre adolescentes. 

luis solari y lourdes flores flanqueando a césar cueto, en actividad publicitaria d ela marcha por la vida (foto: fb)

Cárcel o clínica para quienes transgredan un orden sexual amparado en lo divino. Muerte para la mujer que pretenda interrumpir su embarazo, como pena de muerte para los culpables. ¿Tanta muerte detrás de la Vida? Lourdes Flores y alcaldes del PPC aplaudían también a estos compañeros de ruta mientras los globos coloreaban el cielo. 

Jesucristo impidió la lapidación de una prostituta por si no lo recuerdan porque sin caer en contrasentidos defendía la vida. Así que eso es, señor Canchanya, lo que me molesta de todo esto.


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